Lo que los accesorios de invierno han representado: temperatura corporal, estatus social, sensibilidad estética
El atuendo de invierno está dominado por abrigos y suéteres. Por eso, los paños que tocan el cuello y los pequeños destellos que permanecen en las manos llevan tanto funcionalidad como decoración, transmitiendo el espíritu de la época. Se puede decir que las bufandas, mufflers y foulards, además de ser prendas para proteger del frío, también funcionan como medios para comunicar pertenencia y estilo a través de los materiales y los diseños.
Diferencias en los nombres: bufanda, muffler, foulard
En los países de habla inglesa, “muffler” está registrado en diccionarios como una forma anticuada de referirse a una bufanda gruesa que se enrolla alrededor del cuello para abrigarse.
Por otro lado, “shawl” (châle) es un término general para un paño grande que se coloca sobre los hombros, y su historia de popularidad en Europa incluye la importación y la industria de imitación del châle de Cachemira.
El término “bufanda” abarca desde protección contra el frío en la vida cotidiana hasta prendas formales, pero al menos la idea de “una tela larga y delgada que se coloca sobre los hombros” puede conectarse también con la tradición de vestimentas religiosas y antigüedades, según enciclopedias generales.
El origen del paño en el cuello: cravat y la Europa moderna
Una de las cosas que institucionalizaron el uso del paño en el cuello como “decoración” fue el cravat. Britannica explica que el cravat proviene de un pañuelo para el cuello de los soldados croatas que sirvieron en el ejército francés durante el reinado de Luis XIV, y que la etimología también está vinculada a “Croatian”.
Este “paño que se ata alrededor del cuello” es el punto de partida que llevó a la norma en la moda masculina (cultura de la corbata), y creó la base para que los accesorios de invierno trascendieran la simple protección contra el frío.
Châles modernos: Europa y Cachemira después de Napoleón
Hablando de bufandas y châles de invierno, no se puede dejar de mencionar la popularidad europea del châle de Cachemira. Britannica explica que las bufandas asiáticas entraron en Europa tras la expedición de Napoleón a Egipto en 1798, y que uno de los productos importados más populares fue el châle de Cachemira, además de que en Escocia se avanzó en la producción mecánica para satisfacer la demanda en Paisley.
Además, se presenta la historia de que el châle de Cachemira en sí utiliza “pashm” de pelo de cabra, y que en el siglo XIX también fue popular en Europa, según Britannica.
Estos hechos históricos respaldan que los accesorios de invierno no solo son “calientes”, sino que también llevan consigo “materiales raros”, “orígenes lejanos” y “diseños atractivos”, es decir, capital cultural.
Los “planos” que las marcas de lujo han confiado a los accesorios
Hermès: el pañuelo como obra de arte pictórica
Se ha mencionado repetidamente en casas de subastas y artículos explicativos que el “carré” de seda de Hermès comenzó en 1937, vinculado al nombre de Robert Dumas.
Además, uno de los diseños emblemáticos, “Brides de Gala”, está claramente atribuido al diseñador Hugo Grygkar en la página de productos de Hermès.
Que la tela que toca el cuello en invierno no sea solo una prenda de abrigo lisa, sino una “obra” que lleva imágenes, lo demuestra claramente esta tradición.
Burberry: trasladar la memoria del abrigo a los accesorios
Burberry especifica en su sitio corporativo que “el pañuelo de cachemira con el patrón de Burberry fue introducido en los años 70”.
Además, Vogue explica la evolución en la forma en que se perciben los cuadros, considerando que en los años 20 se usaron como forro de impermeables, y cómo cambió esa percepción posteriormente.
En otras palabras, los pañuelos son una forma de transformar el símbolo de la marca que reside en el trench coat en un “formato que puede ser reactivado en el cuello”, y los accesorios de invierno se convirtieron en un medio para transportar el código de la casa.
Gucci: los diseños regalados a personas específicas se convierten en “clásicos”
El pañuelo Flora de Gucci fue creado en 1966 por el ilustrador Vittorio Accornero para la princesa Grace de Mónaco, según Vogue.
Aquí se puede ver cómo la historia de “quién, cuándo, para quién” convierte el diseño en una leyenda, y cómo esa estructura eleva los accesorios de temporada a un patrimonio de marca duradero.
Dior: dejar el nombre de la musa como “modelo”
Dior explica en su página oficial que el nombre Mitzah es un homenaje a Mitzah Bricard, musa y amiga de Christian Dior.
Es el ejemplo más claro de cómo los pequeños accesorios de invierno pueden incorporar “recuerdos de personas” o “historias de la maison” como etiquetas.
Anillo: una pequeña firma que “permanece” en invierno
El atuendo de invierno tiende a ocultar las manos con guantes y capas en las mangas, pero los anillos son un espacio donde incluso dentro de esas restricciones se puede condensar la filosofía de forma de la casa. Cartier explica que Trinity, por ejemplo, tiene su origen en un anillo ideado en 1924 por Louis Cartier.
Mientras que los pequeños accesorios de tela cuentan historias en “superficie”, los anillos hablan en “líneas y volúmenes”. La razón por la que las joyas se colocan junto a los accesorios de invierno para contar historias es precisamente porque esta expresión tiene una granularidad completamente diferente.
Una pizca de MOOD
Los accesorios de invierno parecen haber sido elegidos no por su fuerte presencia, sino por su **“contorno de calidad” que no se pierde entre las prendas gruesas**. La razón por la que MOOD se siente atraído por ellos es que, mucho antes de seguir el estado de ánimo de la época, son accesorios que han perdurado por la precisión en forma y lenguaje.
A pesar de ser silencioso, definitivamente legible—creo que esa fuerza es la que cierra elegantemente el atuendo de invierno.