Innovación silenciosa tejida por los diseñadores — HERMÈS y sus herederos estéticos Parte 2
Los diseñadores de HERMÈS han actualizado silenciosamente la “belleza del trabajo artesanal” sin buscar lo llamativo, dialogando con su tiempo.
Desde su fundación, esta marca no ha tenido como objetivo estar a la vanguardia de las tendencias, sino crear “ropa que perdure en el tiempo”.
Por eso, en la historia de HERMÈS, los diseñadores han sido seleccionados por su capacidad de encontrar belleza en los materiales, la estructura y el silencio, sin imponer personalidades fuertes o vanguardismo extremo.
En este capítulo, profundizaremos en las ideas y colecciones emblemáticas de los principales diseñadores que han llevado la estética de HERMÈS desde los años 90, principalmente en la sección de prêt-à-porter.
Martin Margiela (1997–2003)
Los seis años en los que Margiela, conocido como “el diseñador anónimo”, estuvo a cargo del prêt-à-porter femenino de HERMÈS, son un período sumamente importante en la historia de la moda.
Como líder del deconstruccionismo, decidió reprimir su propia estética y desafiar a HERMÈS como un “buscador de un lujo interior” en materiales, movimiento y funcionalidad.
Destaca la colección otoño-invierno 2000, que mostró una presencia sólida y sofisticada a través de prendas como un suéter de alpaca bebé de primera calidad, un abrigo de cachemira y un look monocromático en tonos gris-beige, que transmitían su carácter sin necesidad de movimiento.
Todo, desde los abrigos con capucha y los patrones diseñados para facilitar el movimiento, hasta los acabados en las mangas, combinaba funcionalidad y belleza.
Prendas como el “suéter de cuello alto integrado con bufanda” y la “blusa reversible” nacidas en esa época, aún se venden a precios elevados en el mercado vintage y están siendo reevaluadas.
Su visión de HERMÈS refleja una filosofía de que “la discreción es la mayor declaración”, un ejemplo raro de éxito.
Jean-Paul Gaultier (2003–2010)
Quien heredó la “quietud” de Margiela fue Jean-Paul Gaultier, experto en la estética del “movimiento”.
Su incorporación a HERMÈS, conocida por sus diseños decorativos y provocativos, pudo parecer una elección sorprendente, pero Gaultier, manteniendo su ingenio, reconfiguró la “estructuralidad” y los “códigos ecuestres”, aportando una nueva vitalidad a la marca.
Un ejemplo destacado es la colección primavera-verano 2010 para mujer, que reinterpretó la heráldica ecuestre con detalles como arneses, faldas de cuero inspiradas en sillas de montar y botas de montar, elevando la herencia ecuestre de HERMÈS a la moda.
En otoño-invierno 2006, también introdujo un estilo “punk a la manera de HERMÈS”, con prendas ajustadas de cuero y el uso abundante de cinturones, aportando tensión a la marca.
Su mandato fue una época en la que HERMÈS no se cerró en lo clásico, sino que fusionó el juego cultural con la sofisticación estructural, ampliando los horizontes de la marca.
Christophe Lemaire (2010–2014)
Conocido también por UNIQLO U, Christophe Lemaire recuperó en HERMÈS un “espacio silencioso” entre la estética de Margiela y la practicidad de Gaultier, con un estilo que combina serenidad y funcionalidad.
Su objetivo fue crear un **“lujo cercano a la vida cotidiana”**, con una paleta de colores sobria y cortes minimalistas que resaltan la belleza de los materiales, logrando una expresividad propia.
Su colección primavera-verano 2013 es especialmente valorada, con conjuntos en tonos azul grisáceo y camel, y vestidos de seda que se mueven suavemente, ejemplificando la “quietud en movimiento”.
La propuesta de Lemaire en HERMÈS difumina las fronteras entre ciudad y naturaleza, funcionalidad y sensualidad, proponiendo una belleza que funciona en la vida diaria.
Nadège Vanhee-Cybulski (2014–actualidad)
Actualmente al frente de la línea femenina, Nadège aprovecha su experiencia en Loewe y Celine para aportar “estructuración y ligereza” a HERMÈS.
Su colección se basa en la cultura ecuestre, la cual es parte de los orígenes de la marca, pero también respeta la movilidad y libertad del cuerpo de la mujer moderna, con siluetas que reflejan esa filosofía.
Un ejemplo destacado es la colección otoño-invierno 2020, con chaquetas entalladas pero cómodas, vestidos de cuero con botones de trenca que recuerdan el equipo ecuestre, y abrigos de lana con líneas aerodinámicas, que transmiten un aire futurista en medio de la quietud.
Además, mantiene la estética de “detalles que no hablan”, característico de HERMÈS, sin depender de logotipos o decoraciones excesivas, enfocándose en estructuras que reflejan la interioridad del portador.
Su HERMÈS representa un punto de llegada en el lujo moderno, donde lo simple encierra la máxima inteligencia y tensión.
Resumen: diálogo entre herencia y renovación
Margiela aportó silencio, Gaultier juego y estructura, Lemaire espacio y Nadège el futuro.
Los diseñadores de HERMÈS no buscan cambiarlo todo, sino “preguntar sin romper”.
Ahí reside la esencia de la palabra lujo. Sin traicionar a los artesanos, los materiales ni el silencio que sustentan la marca, su actitud de diálogo silencioso con la época define la estética de HERMÈS.